Por Analhi Aguirre
Hay maridajes culinarios que son perfectos. Lo mismo sucede en las series de televisión. La comida siempre acompaña las buenas elecciones protagonistas, los diálogos, el vestuario, la música y, sobre todo, los tópicos de las emisiones.
Si nos acordamos del cine y la tv de hace unas décadas, nuestros personajes preferidos seguro comen alimentos no tan saludables, con recetas no recomendables y bastante tabaco en la pantalla.
Las tendencias gastronómicas que se exponen han ido cambiando, igual que sus ingredientes principales. Grace y Frankie (2015) es –sin abusar de las metáforas comestibles- una serie deliciosa, empezando por Lily Tomlin (Frankie Bergstein), Jane Fonda (Grace Hanson), Martin Sheen (Robert Hanson) y Sam Waterson (Sol Bergstein), las locaciones y, por su puesto, su cocina.
Basta sólo el primer episodio de la temporada 1 para saber que en esa tracalada de capítulos no harán más que comer con placer, mientras degustan las noticias – a veces, difíciles de digerir- de su vida. En esta primera parte, por ejemplo, Sol y Robert citan a sus esposas, Frankie y Grace, para anunciarles que hace 20 años están enamorados. No obstante, y como sucede en todas las temporadas, la secuencia ocurre en un lugar exquisito.
Antes de lanzar la gran novedad, se ocupan de hablar del menú del restaurante. Frankie comienza con los panes servidos y Grace pide su Martini seco. Cuando llegan los esposos, Sol no hace otra cosa que realzar los mariscos, mientras no dejamos de ver la cantidad de platos que pueblan su mesa. Sin embargo, el orden de la puesta en escena culinaria se rebasa en el momento en que Sol y Robert anuncian que van a dejarlas. Grace le tira a Robert toda la comida que encuentra cerca, y Sol trata de calmar a Frankie, a como dé lugar.
Aunque en esta primera parte pareciera que el mundo de las mujeres se va a desplomar, sin posibilidad alguna de detenerlo, nada de eso pasa. Al contrario, con procesos personales de por medio y muy de a poquito, ellas y ellos se van acomodando a una vida más sana y feliz.
Estos cambios geniales de temáticas televisivas, hablar abiertamente del amor en la vejez en nuestros días, van acompañados con desayunos increíbles, comida casera, granjas orgánicas, alimentación vegana…y también, sí, porque algo de los viejos tiempos debe quedar: mucho alcohol, pero del chic, de la mano de Grace, combinado con algunas sustancias hippies en las costumbres setenteras de Frankie.
Así que coman rico, disfruten del show y saboreen los años con una de las mejores series de Netflix.
PD: Este 18 de enero de 2019 se estrena la quinta temporada. ¡A chuparse los dedos!