Marie Antoinette (2004) de Sofia Coppola es una de las mejores películas de este siglo. No sólo trata sobre un existencialismo difícil de comprender –alguien que lo tiene todo y no quiere casi nada-, sino también que cuenta con una de las mejores bandas sonoras, fotografía, vestuario… pasteles, cositas ricas y bebidas de la historia del cine.
Por Analhi Aguirre
Justo a la mitad del film, el rey muere y María Antonieta es declarada reina. Segundos después, la tristeza estalla mientras se desparrama por las escaleras del palacio “Plainsong” (Desintegration, 1989) de The Cure.
No obstante, el derroche doloroso de la monarquía también puede organizar una fiesta de cumpleaños y hacer que la reina sonría. Finalmente, es una niña que sólo disfruta estando con sus amigos y comiendo lo que le gusta. El champagne comienza a servirse y “Ceremony” de New Order es la elección perfecta para el festejo. Repentinamente, aparece el pastel que el rey ha mandado preparar para ella. Al fin de cuentas, es un reinado más doméstico, más comestible, más cálido y, a la vez, más criticado y conflictivo. Como sea, Kirsten Dunst logra que su María Antonieta sea indiferente a la pobreza, pero nos enfrenta al problema de la responsabilidad de este tipo de banquetes históricos y desmedidos. Después de todo, dicen que no es el chancho, sino quien le da de comer. Un detalle: no se pierdan, como el delfín Luis, el amanecer en el lago al final de la celebración.