Las cocineras tradicionales son recipientes de recetas familiares heredadas por generaciones de mujeres que actualmente conservan las tradiciones, técnicas e ingredientes de la comunidad a la que pertenecen. Orgullosas representantes de su cultura, estas Maestras cocineras nos enseñan que las raíces mexicanas siguen vivas.
Fotografía y texto por Fernanda de la Torre
Hace unos días se llevó a cabo el Encuentro de cocineras tradicionales de Michoacán, donde más de 50 mujeres de distintas regiones del estado sorprendieron a los asistentes con platillos propios de su localidad.
Tuve la oportunidad de asistir a esta doceava edición del festival y fue una experiencia muy linda. El Encuentro de cocineras tradicionales, a diferencia del resto de los eventos gastronómicos, no es un escaparate de comida ostentosa y bebidas complicadas; aquí las protagonistas son las cocineras, quienes orgullosas de su identidad, comparten con la gente un pedacito de su cultura y riqueza gastronómica. Este festival ha transformado la vida de muchas de estas Maestras cocineras; quienes solían ser tímidas, ahora son mujeres extrovertidas y seguras de sí mismas, pues reconocen el valor de su trabajo y disfrutan ver a la gente descubrir nuevos sabores.
Algo que llamó mucho mi atención fue la cantidad casi nula de basura que se generó durante el Encuentro. Salvo los vasos para las aguas frescas y las servilletas de papel, no se utilizaron desechables. Todos los platillos los servían en platos de barro y en las mesas comunales siempre había cubiertos de metal limpios. Platiqué un momento con Benedicta Alejo, quien es una estrella de rock entre las cocineras tradicionales, y me comentó que en su comunidad jamás han utilizado desechables. “En lugar de servilletas, nosotros usamos hojas de plátano o de chilacayote para limpiarnos las manos.” Inmediatamente pensé que sería increíble poder hacer algo parecido aquí en la ciudad.
Espero poder regresar el próximo año a este maravilloso festival donde abunda la comida local y sustentable, acompañada de tortillas calientitas de maíz orgánico, esas que ya son tan difíciles de conseguir en las ciudades. Además, la gente es simplemente encantadora; todas las cocineras están siempre sonrientes y dispuestas a compartir sus recetas con los curiosos.