Aunque nunca sabemos qué es exactamente lo que comen en la película “Antonia” (1996), repetidas veces aparece una mesa que lo único que causa es dar ganas de sentarse y compartir cada uno de los platillos.
Por Analhi Aguirre
La eterna película de Marleen Gorris es infalible: nadie es indiferente al encanto de su protagonista – una estupenda Willeke van Ammelrooy- y al matriarcado que forma a su alrededor. Justo cuando termina la Segunda Guerra Mundial Antonia regresa con su hija adolescente a su pueblo natal en Holanda. Entonces, le hace a la joven un recorrido de su vida allí, mientras vemos un anuncio de bienvenida que, de alguna manera, anuncia la “liberación”, entre ellas la femenina. De a poco, esta familia de dos mujeres cultiva su tierra, cuida sus animales y se la pasan cocinando para todos los que se van uniendo a su colorido y cálido clan.
La directora, de pronunciada ideología feminista, –aunque se podría dudar de tanta radicalidad, por ciertos eventos que suceden en el film- se encarga de mostrar cómo en un hogar como el de Antonia siempre la hora de la comida es acogedora, libre y feliz.
Les compartimos la película completa, porque vale mucho la pena.
http://www.youtube.com/watch?v=vX8hYCA2-wg