Así como en la gastronomía, el arte contemporáneo en México se ha apreciado (desde hace unos años) con una perspectiva diferente: con mucho más interés y menos malinchismo. Respetamos cada vez más las riquezas culturales que han existido desde siempre y resurgen con una vitalidad que impacta. Más allá de cuestionar si el arte contemporáneo está en auge o no, ha llegado el momento de voltear la mirada que estaba posada en el extranjero y reconocer el potencial de los artistas mexicanos.
Por Luis Daniel Bennetts
En la década de los 90, el arte contemporáneo en México surge como una corriente (ya existente historiográficamente desde el término de la segunda guerra mundial), que rompe con los esquemas tradicionales, reproduce interpretaciones del hombre en la convencionalidad de su vida cotidiana y plasma un estilo provocador que no siempre trata de comunicar algo estéticamente bello desde un punto de vista conservador.
El artista Édgar Orlanieta, la galerista Patricia Conde, el director artístico Pablo del Val y la curadora Patricia Martín tuvieron la oportunidad de reunirse para discutir si México se puede considerar como un país en auge por su producción de arte contemporáneo.
Una vez en el hotel Sheraton María Isabel, los expertos en el tema debatieron el punto desde 4 enfoques diferentes; Por una parte, Orlanieta desde la opinión del artista, compartió que en un principio ellos mismos eran los promotores y curadores de su propia obra. Lo que resulta difícil y poco práctico si se desea llegar a algún lado con las piezas. Patricia Conde habló sobre la dificultad de promover la fotografía artística, al menos desde su galería, al tener un mercado relativamente joven en el país. Se habló también del beneficio de contar con el apoyo de organizaciones como la fundación Jumex, la cual fue gestionada y dirigida por Patricia Martín durante ocho años, que ha ayudado a difundir el arte contemporáneo mexicano en la escena internacional. Asimismo, Zona MACO fue mencionada por Pablo del Val, director artístico de la feria de arte contemporáneo más importante de América Latina, misma feria que ha dado de qué hablar a los que asisten en búsqueda de nuevas propuestas de arte y diseño.
Desde la perspectiva del espectador, quedó claro que existen dos grandes grupos de consumidores de arte: los coleccionistas y los que compran por el mero placer estético y visual que les provoca una obra sin importar la trayectoria del artista.
Al final, auge o no, el hecho es que el arte contemporáneo se produce y se aprecia en México más que en otro momento. El contexto y el tiempo en el que vivimos han hecho más accesible y fácil para todos el poder interactuar con una obra de arte, ya sea con Louise Bourgeois y su araña gigante (Maman) en el palacio de Bellas artes, o incluso la tan mencionada y llena de nuevos admiradores Yayoi Kuzama, con su exposición que rompió récords en el Museo Tamayo.
