Ubicado en el corazón de una de las zonas comerciales más importantes de la capital china, el mercado Wangfujing es único en su tipo. Toma su nombre del barrio pekinés en el que se encuentra y es muy popular entre locales y turistas por igual.
Por Alma Arredondo
Como en cualquier otro mercado los alimentos forman parte esencial de éste. Aquí se pueden encontrar frutas, especias y bebidas, pero sin duda la popularidad de éste se debe a los típicos –y muy exóticos– platillos como brochetas de alacrán, caballitos de mar o estrellas marinas. Estos se venden frescos (algunos incluso vivos) y decoran los puestos a la espera del valiente que quiera probarlos para ser fritos en el burbujeante aceite.
Los vendedores de los distintos locales pelean entre ellos por los clientes, entre gritos en distintos idiomas tratan de convencer a los visitantes de comprar en su puesto, pero se debe mantener una postura firme y siempre preguntar el precio antes de comprar.
Los visitantes nacionales, acostumbrados a comer insectos, los consumen con singular alegría, mientras que los turistas internacionales observan asombrados las delicias culinarias del país. La hora más concurrida para visitar el mercado es por las noches, pero a lo largo del día las freidoras están encendidas para satisfacer los antojos de medio día.
