Por Antonieta Torres
De chocolate, glaseadas, de moka, con “chochitos”, de mil colores, o sólo cubiertas de azúcar, nadie (en serio, nadie) le dice que no a una maravilla de la panadería, que llegó para quedarse, y claro, le dimos nuestro “toque”.
Bueno, se supone que tal cual las conocemos ahora, nos llegaron de nuestros amigos “norteamericanos” (léase gringos, incluso a veces les llaman “donas americanas”…), en donde su nombre original es doughnut, y a su vez parten de -según la leyenda- unos bollos que se fabricaban en los Países Bajos para navidad, y que luego llegaron a la futura Nueva York, pero ya perforados. La cosa es así, hacían éstos bollos fritos, pero siempre tenían problemas para que el centro se cociera a la perfección (siempre pasa, es como el punto donde más se tarda en llegar el calor), en fin, resulta que a un individuo de apellido Gregory, se le ocurrió perforar el centro para que se cociera el pan parejo, y resultaron ser una maravilla. Desde entonces (S. XIX), las donas, donuts, berlinas o rosquillas, se expandieron (yo creo que por aquello de la fritanga que tanto nos gusta).
Las hay de muchas variedades de sabores, de colores y de tamaños, o sea, empezando por las más tradicionales que son de una masa blanda perfumada con vainilla, o con miga de chocolate, hasta las que tienen rellenos cremositos variados, o que son de colores casi fosforescentes, o de tamaños inconmensurables, que literal alimentan a toda la familia.
En México he notado que (como a todo) le damos siempre nuestro sello, nuestros panaderos se han encargado de darles ese gusto “a la mexicana” que siempre nos gusta. Recuerdo haber comido donas que tenían en la miga trocitos de canela en trocitos o anís, también en algún pueblo, unas donas más bien duras y cubiertas con azúcar de mil colores: moradas, verdes, rosas… Seguramente algún tipo de pan para día de muertos. El punto es que no saben ni un poco parecidas a las de estilo “americano”, aunque nadie niega que cada una tiene su encanto.
Pues como recomendación para regalarnos unas buenas donas, aquí van algunos lugares ofertores de tal delicia:
Panadería Bonnetto: Ubicada en la colonia Portales, tienen una variedad de panes dulces, y una de sus especialidades son las buenas donas.
Ubicada a las afueras del metro Portales, sobre Tlalpan.
Panadería El Escudo: De las panaderías con más tradición, aquí las donas son deliciosas (en general todo el pan).
Glorieta de Dr. Vertiz, esquina con Pilares, Col. Narvarte.
Panificadora la Vasconia: Pues qué decir de la panificadora considerada más antigua del D.F., aquí verdaderamente no hay pierde con unas donitas.
Tacuba 73, Col. Centro.
-Panadería La Espiga: Lo más fácil de encontrar, todos la hemos visto, pero hay q probar sus panes, no hay pierde.
Baja California esquina Insurgentes, Col. Condesa.
Por cierto, ¿Quién no recuerda a Homero Simpson comiendo rosquillas?
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