Suele pasar cuando pensamos en comer bien, nos viene a la mente el comer con lujos, gourmet o simplemente comer caro.
Y no solo eso, sino que a veces relacionamos éste término con el hecho de comer en porciones tan abundantes que pueden parecer absurdas e incluso un tanto grotescas, en las que uno termina tan saturado que no piensa en volver a comer en una larga temporada. El placer de comer se ha tratado de satisfacer desde hace cientos de años. Pero ¿Qué es comer bien?
La prisa con la que vivimos actualmente nos ha vuelto insensibles, e incluso desentendidos de lo que nos pide el cuerpo. Y es que con el paso de los años, hemos perdido la habilidad de los niños al comer, en donde come cuando tiene hambre y sabe detenerse cuando está satisfecho, contrario a ciertos adultos que comen con glotonería. El cuerpo es sabio, escúchalo.
La realidad del comer bien es que no se trata más que de comer sano, rico, en compañía, con calma y alegría. Es decir, comer bien es comer balanceado, en todo sentido.
La vida es muy corta como para no comer bien, y es que, ¿quién no ha disfrutado de un auténtico chile en nogada en el mes de septiembre, o de un ceviche en una tarde de verano?