

Hace un par de décadas, Minamata era uno de los lugares más contaminados de Japón, y fue por esto que se convirtió en lo que es ahora: un lugar modelo a nivel mundial en cuanto a manejo de residuos. Ahora, esta ciudad es reconocida por su sistema de reciclaje y aprovechamiento de materiales; aquí la basura se separa en 23 categorías distintas.
Texto y fotos Raquel Saavedra
Esta ciudad es un claro ejemplo de cómo un problema puede ser una oportunidad de crecimiento. Minamata también fue epicentro de un brote de envenenamiento por metilmercurio en la década de 1950, el cual fue provocado por los desechos de la empresa petroquímica Chisso que contaminaron el ambiente. La llamada enfermedad de Minamata es un síndrome neurológico grave y permanente causado por envenenamiento de mercurio. Los síntomas incluyen alteración sensorial en manos y pies, deterioro de los sentidos de la vista y el oído, debilidad y, en casos extremos, parálisis y muerte. Los habitantes se enfermaron por el consumo de pescados contaminados con altas dosis de este tóxico metal.
Contrario a las acciones que se tomarían en muchos lugares, la empresa petroquímica Chisso no cerró; como respuesta al problema, tomó la responsabilidad del caso y se dedicó a revertir los daños ocasionados. Sin duda, un ejemplo a seguir. Hoy en día se ha transformado de manera radical e incluso es una ciudad modelo en cuanto al manejo de residuos se refiere.
Minamata es un buen ejemplo de como, si se cambia la mentalidad desde el fondo, se puede lograr un trabajo que, si bien requiere paciencia y se desarrolla lentamente, puede llevarse a cabo con la participación de toda una comunidad.