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This Is Us: entre muffins de banana, rellenos de Twinkies y extraños sentimientos encontrados

Por Analhi Aguirre

“This Is Us” (2016) es una de esas series que te meten en un péndulo extraño que va del odio al amor y viceversa. Se trata de emisiones lacrimógenas y de la “vida misma” que han hecho desde siempre en la televisión, sólo que esta vez los personajes parecen “más reales” que nunca.

Para quienes nos criamos viendo “La familia Ingalls” o “Little House on the Prairie”, no nos resulta extraño que el hombre de la casa salga ileso de casi todas las aventuras domésticas por las que debe atravesar. Ni tampoco nos sorprende que la “madre coraje” sea capaz de cuidar infantes sin pensar en cómo les dará de comer. Pero, ¿qué pasa cuando una mujer está embarazada de trillizos, uno de ellos se muere en el parto, ese mismo día abandonan a un recién nacido y, entonces, ella y su esposo deciden adoptarlo para completar sus triplets? Así, empieza la primera temporada de This Is Us. De aquí en adelante, se irán dando cuenta de que Charles y Caroline Ingalls, junto a su casita en la pradera, quedan hechos un pequeño frijol, luego de llorar, reír, amar y odiar a la familia Pearson.

Sí, las circunstancias son otras, pero los valores quizás los mismos… Nos enteramos del origen de este grupete (que nada tiene que envidiarle a la setentera tribu Brady), por medio de flashbacks que cuentan las complicaciones por las que deben pasar Jack y Rebecca para cuidar a Randall, Kate y Kevin.

Hay un capítulo que está casi al final de la temporada, donde vemos a una Kate que ya no puede más: los trillizos, dentro de su panza, la tienen al borde del colapso, tanto que se olvida por completo del cumpleaños de su amado Jack. Cuando se acuerda, sale como loca a comprar los ingredientes para preparar el pastel para “The Big Day”, título del capítulo. Y aquí está el atractivo (¿?) de la serie: el viaje de Kate a la tienda lo sufrimos y disfrutamos al mismo tiempo. La amamos, pero la odiamos… La futura madre quiere hacer “una tarta con almendras lo más rápida y humanamente posible”, y necesita: mantequilla, azúcar, harina, almendras y chocolate semiamargo. El problema es que el dueño le advierte: “Señora, esta es una licorería”. Kate le replica que en su cartel anuncia que hay licores y “más”, porque, además, es a la única tienda a la que puede llegar caminando, ha sido muy mala con su marido y tiene que hacerle algo “casero”, hecho con sus propias manos, para su cumpleaños. ¿La resolución?: Muffins de bananas rellenos con seis Twinkies y ternura casera de una embarazada de trillizos.

Se preguntarán, ¿dónde está lo pendular, el extremo emocional, la exageración al límite y la cursilería adorada? Nomás véanse una mínima secuencia de This Is Us y compartirán el incierto terreno amor-odio con quien escribe esta nota. Ya me contarán…

Secuencia de This Is US

PD: El creador de esta serie, Dan Fogelman, estrenó este año “Life Itself”, una película que tampoco sé si hay que odiarla o amarla. Quienes la vieron, ¿me podrían decir qué come la familia Dempsey el día que la protagonista tiene el terrible accidente? Yo no me acuerdo, y me encantaría que algún alma caritativa me lo recordara.

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