Limusinas, naranjas, lunas, orugas, paté, jeep y más se mezclan en una sola mordida que dan ganas de dar apenas termina la canción; porque lo que quieren es que nos comamos todo, incluso a los mismísimos Sugarcubes.
Por Analhi Aguirre
Allá en 1989 algo estaba pasando en la música, algo tan raro como genial. Una década de un pop extremadamente nuevo dejaba cocinarse otros estilos de música, que siempre tenían ingredientes de bandas o solistas anteriores. Sin embargo, dentro de esta rosca musical recién horneada sólo se daban a conocer quienes estaban en una geografía visible y que ya eran la cereza del pastel.
No dejes pasar: los zapatitos de Björk con plataforma, el indefinido alimento que se come la banda y la tremenda hamburguesa que aparece en pleno video.